lunes, 23 de junio de 2008

Cuando el miedo te paraliza

Y yo que nunca fuí la alegría de la huerta, ni de ningún sitio especialmente, yo ahora me esfuerzo no por serlo pero si por tirar del carro con la mejor cara que puedo. Y cada día me propongo ser feliz, y me autoimpongo 30 minutos de felicidad, obligada, que así duele menos. Y lo estoy logrando, de veras, sorprendentemente lo estoy logrando y veo el reflejo en los demás, que me agradecen espontáneamente mi sonrisa y mi alegría. Y sin pretender convertirme en payasita de nadie ni ser ahora la pandereta permanente, pretendo enfrentarme a todo con la mejor cara que puedo. Y creo que lo estoy logrando. En mi revuelta diaria mi bandera son la sonrisa, la risa e incluso la carcajada. Y creo que lo estoy logrando.
Y yo que empecé a reírme de mí más que nadie, que hice travesuras, que desdramaticé, relativicé e incluso deshinché sentimientos de pena, culpa o vergüenza, ahora me veo derrumbada por el miedo. Yo que creí que mi terapia diaria habría acabado con él, yo me doy cuenta que hay un miedo, uno en concreto hoy, y que mañana puede ser otro, que me paraliza y me bloquea. Y siento mi cuerpo entumecido, como si no fuera mío, como si observara la situación desde fuera, y sólo quiero correr, correr, correr y seguir corriendo. Salir de la habitación y no parar hasta llegar a ni siquiera sé donde. Pero esto, que antes no me ocurría, parece que se agrava día a día, y me veo cada vez más torpe y lisiada, e incapaz de enfrentarme a esa situación. Y pensarás, pues vaya... Pues no, no sólo pues vaya, porque este sentimiento me invalida como profesional, me incapacita en mis competencias y me anula como persona, que es casi peor. Pues si, no es sólo un pues vaya, porque es un replanteamiento de vida, de profesión y de vocación. Porque yo, que elegí estar dentro desde enfrente, me veo fuera por no poder controlar mi miedo. Y eso es un replanteamietno importante. Desconcierta pensar que no podrás volver a hacer lo que te gusta, te entusiasma, lo que elegiste y con lo que disfrutas... desconcierta.
La prueba de fuego para mí, en un par de semanas, la importante en poco más de un mes. La primera me hará decidir si seguir adelante y si hay una segunda, será una reafirmación de mí, de capacidad y de mi solvencia.
Igual sólo me aturde que sea lunes.

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