jueves, 31 de julio de 2008

Síndrome del nido repleto

Esta tarde ha llegado a casa mi hermana. Está estudiando fuera y vuelve ahora en verano, sólo poco más de un mes, para estar aquí las vacaciones y trabajar un poco para ahorrar y poder volver y pagarse el piso. Es lo que tiene no estar forrados... tienes que hacer pequeños esfuerzos para conseguir las pequeñas cosas que te propones. Bueno, pues ha llegado hoy como os decía. Mi madre aún no se ha repuesto de ver todos mis tiestos amontonados por los rincones cuando encima de los mios ha tenido que colocar una segunda tanda de cajas.
Con lo tranquilos que se habían quedado ellos...
Hombre, intento bromear un poco con el tema, pero quiero plantearme que si para mi, ha sido duro volver aunque sea por la circunstancias que se han planteado, imagino que para ellos que ya se habían acostumbrado a estar solos, también lo habrá sido. Nada tiene esto que ver con el hecho de que estorbemos ni mucho menos, pero sí con lo que ya comenté en alguna ocasión: el hombre es animal de costumbres.
Menos mal que esto ha sido progresivo, que al principio llegué yo para que fueran haciéndose un poco la idea y ahora pues ya somos cuatro otra vez. Por lo menos les ha dado tiempo a acostumbrarse a tener a un ser pululando por la casa y a escuchar otra vez ruidos extraños sin asustarse.
Quiero aprovechar desde aquí para agradecer el apoyo sin condiciones ante estas idas y venidas en búsqueda de futuro. No se que va a pasar hasta entonces, pero es septiembre mi hermana volverá a marcharse y yo, si los planetas se alinean y los dioses se ponen por una vez de mi parte, puede que encuentre un trabajo, aquí o en otra parte. Las ironías que tiene la vida: cuando vuelvan a habituarse a esta situación, volveremos a volar y entonces lo que les parece ahora repleto, les resultará vacío.

sábado, 26 de julio de 2008

Tentaciones

Quiero primero definir que es para mí la tentación, eliminando cualquier connotación religiosa por supuesto, que no va a ser ahora cuando alguien me diga a mí que me van a poner a prueba para ver si reúno los méritos para ir al paraíso, porque mi paraíso está aquí y ahora con la gente a la que quiero a mi alrededor. Espero no herir a nadie con este planteamiento que no es esa la intención, pero si espero el respeto absoluto que merezco. De cualquier forma, siempre hay espacio aquí para que comentáis lo que queráis y me encantará debatir sobre el tema, aunque sobre dios pensaba hablar otro día... el tema hoy son mis tentaciones.
Para mí la tentación es tanto el impulso que te incita a hacer algo, como la persona o cosa que te incita a hacerlo y hay muchos tipos o clases de tentaciones, desde aquellas que son muy evidentes hasta otras que pertenecen más a lo intelectual y emocional que al cuerpo y los sentidos. La tentación provoca una necesidad de acción, que puede ir desde la necesidad por comer algo dulce hasta la necesidad de implicarte activamente en un proyecto social importante para tí. Para mí la tentación es fundamental en la vida, porque la relaciono con aquello de que os hablaba una vez, con el entusiasmo. No quiero que penséis que vanalizo el tema equilibrando tentaciones sensoriales con intelectuales, pero su efecto en mí al menos es el mismo: me incitan a actuar y me mantienen activa y siento que estoy viva.
Empecemos por la mente: tentaciones psicológicas, tentaciones emocionales, intelectuales, tentaciones de compromiso, tentaciones financieras, tentaciones laborales, sentimentales, ... cada una de forma individual o en combinación con otra u otras, lo que complica el tema enormemente. Y meterse aquí es complicado porque la mente ya es complicada, así que intentar explicar o comprenderlas, va a ser difícil. Mi tentación diaria es la inconstancia, la apatía y el aburrimiento, y le pongo freno con el positivismo diario y obligado (ya sabéis lo de mis 10 minutos de felicidad impuesta) y mi bandera, la sonrisa. Me tienta encerrarme y hacerme transparente por una temporada, pero no puedo ni quiero dejar a los que me rodean porque soy feliz con ellos. Me tienta un buen libro, algo interesante que detener delante de mis gafas (algunos sabéis de la pasión absoluta que siento por esos objetos llamados libros) y que me haga pensar y me provoque dolor de cabeza. Me tienta la buena gente en general, y en especial la que con honradez e integridad se enfrenta a lo injusto y defiende en lo que cree. Me tienta a mi pesar este mundo consumista, aunque censuro y denuncio actividades inmorales que se derivan de él y de la chispa generadora de tantos y tantos problemas, el dinero. Me tienta una nueva experiencia laboral y expectativas que nunca había valorado y que hoy se me presentan de una manera muy atractiva. Y me tientan casi más que todo esto unos ojos que me chillan, y que veo últimamente un poco tristes, y que me llaman a acercarme. Esta última tentación voy a enlazarla con la tentación de los sentidos por razones evidentes.
Sigamos pues por el cuerpo: tentaciones de los sentidos, de la piel, de los sabores y los olores, del ver, del oír y del tocar. Estas tentaciones pueden darse aisladas o en relación con otras más de carácter intelectual. Para quien no me conozca, aclararé que soy una gran fanática de la gastronomía y disfruto con ella, porque además aglutina varios de estos sentidos de los que hablamos. He aquí una de mis grandes tentaciones: la tentación culinaria. Hay maneras y maneras de disfrutar y de dejarse tentar, que es lo genial de esto porque para cada individuo es diferente. Disfrutar con una plato y un vino puede llegar a ser costoso y no hablo de convertirnos en expertos gourmets ni mucho menos, pero sí de descubrir ciertas sutilidades que antes desconocíamos y que abren un gran campo sensorial de disfrute, igual delante de un plato muy tradicional que de uno de la nouvelle coucine. Me tienta una buena cena, me tienta un buen vino, y me tienta una buena conversación alrededor, que por eso decía lo de combinar ambas experiencias. Me tienta un olor a infancia, a memoria y a futuro, tu olor de cada mañana. Me tienta una melodía, una canción, un sonido, un ruído que active mi memoria y me haga recordar buenos y malos momentos, que de todo se aprende. Me tienta una voz, me tienta tu voz. Me tienta un paisaje, una playa, una montaña, un camino que me inspire tranquilidad, paz, relajación, bienestar, alegría, libertad, compañerismo, aire puro, transformación, ... Me tienta sentir la brisa en la piel, o el frío del agua o la humedad de la mañana, el roce de tus caricias.
Y me veo rodeada de cosas que me incitan a ser dichosa cada día, y no puedo evitarlo, que me entusiasman enormemente. Mientras una sola de estas cosas siga ahí y me siga provocando, tendré que seguir disfrutando de ellas porque no puedo perderme tanta felicidad.
Hoy por hoy, tú eres una de mis mayores tentaciones, porque tientas a mi cuerpo y a mi mente.

miércoles, 23 de julio de 2008

Prossima fermata...

Tengo que empezar a plantearme que hacer ahora que esto se termina. Volver a esta ciudad era algo temporal, pero la verdad es que la revuelta no ha estado tan mal... Y ahora que se acerca el final del motivo de mi venida, toca pensar si quedarme o volver a marcharme a no se donde. Pues ahora toca mirar si quiero volver a sentarme delante de los libros durante nueve meses para enfrentarme a unas oposiciones o explorar nuevos campos que se abren frente a mí.
Y la cuestión es que frente a la estabilidad aparente que te ofrece un trabajo de funcionario, se me presenta algo mucho más atractivo como es este ir y venir haciendo algo que he descubierto que me gusta mucho hacer, pero que tiene el pequeño inconveniente de la incertidumbre. Y mira que a mí eso de no saber que va a pasar tampoco me disgusta mucho, y te permite un ritmo y una vida diferente de la que no todos pueden disfrutar, algo más independiente y haciendo mucho lo que te apetece. Y eso como que me motiva. La otra parte es que miras atrás y ves lo que has hecho con tu vida hasta ahora y te planteas que si no has perdido ya bastante el tiempo, y si esto no puede llegar a convertirse en uno más de esos fracasos. Y escuchas a todos decirte que lo que necesitas es un buen trabajo con un buen sueldo para vivir la buena vida. ¿Y si yo me he dado cuenta de que no quiero ese tipo de vida?
También enfrentarme a algo tan nuevo me da un poco de miedo. Abandonar lo hecho hasta ahora y cambiar del todo da vértigo, y no vendría mal tener a alguien al lado en quien apoyarte. Pero la gente no entiende este arrebato bohemio, nómada y aventurero que quizás yo tampoco entienda mucho, pero si se desde siempre que hay muchas cosas en las que no encajo y que no me gusta soportar y probar cosas nuevas me interesa y no creo que sean una pérdida de tiempo. Aunque eso del tiempo también me asusta... ves como pasan los días y no llegas a donde querías o ni siquiera sabes a donde quieres llegar, que es otra posibilidad. Aunque pensándolo bien, si me lo planteo desde aquí, por que no planteármelo igual haciendo algo novedoso y motivante para mí.
Me atemoriza no hacer las cosas que quiero, me atemoriza dejar pasar los días con desidia, me atemoriza el hastío y la apatía, y me atemoriza mi propio miedo. Así que toca ponerse a buscar y rebuscar qué quiero hacer ahora para no dejarme arrastrar por todo eso. Mi felicidad pasa también por mi trabajo en mi planteamiento de vida actual porque no concibo hacer nada que no me entusiasme, porque cuando eso ocurre todo termina para mí. El desencanto es mi peor enemigo, porque nunca he sabido sobreponerme a él. Si acaba la magia, se acaba todo.

lunes, 21 de julio de 2008

600 kilómetros que yo ando cada noche para dormir contigo...

Hoy he estado visitando a viejos amigos y terminando algo que dejé a medias y que parecía no tener fin. Lo de volver a esta ciudad conllevaba traer de vuelta también todas mis cosas conmigo y eso no se hace en uno ni en dos días, pero no pensé que en tantos. Y es que volver como ya dije no es sólo un cambio físico y geográfico. Meter una etapa otra vez en cajas cuesta, por todo lo emocional que implica. Y no he podido evitar cuando he cerrado la puerta tener la sensación de dejar ya algo atrás. Me pasa cuando me marcho de casa, de la que ha sido temporalmente mi casa. Y aunque la vez pasada fue por causas diferentes, esta vez también he sentido "etapa cerrada". Bueno, pues creo que ya casi he terminado, aunque a este paso, como decida volver a marcharme voy a estar más tiempo entre cajas que asentada en un lugar.
Como digo la vez pasada fue diferente, fue porque esa no era mi casa, sino que terminó por convertirse en nuestra casa a duras penas y a pesar de la oposición permanente de todo el que tenía algo que decir. Pues fue así, que vamos a hacerle. Y hoy desde tu distancia me he enterado de que vuelves porque alguien me lo ha contado con miedo a hacerme daño, y lo que no sabe es que ya eso dejó de dolerme hace mucho.
Pues desde tus 600 kilómetros de tierra de distancia vuelves a aparecer para nadie sabe qué, pero vuelves que lo tuyo es más que nada por molestar un poco. Y cuando me han preguntado que he sentido al saberlo, tengo que ser sincera, les he dicho que nada. Nada salvo pensar que quiero encontrarme contigo para ver si tienes la hombría de mirarme a la cara. Yo que nunca fui de promesas ni compromisos ni ataduras me vi envuelta sin buscarlo pero conforme al fin en una relación con un vínculo muy fuerte, más de lo que pude imaginar y de lo que estaba en principio dispuesta a asumir. Pero a pesar de todo y de todos, la cosa cambió y yo noté ese cambio. Y si he de reconocer que entonces si me dejé llevar y no me importó enfrentarme a todos con la seguridad que me daba tenerte al lado. Y sí, yo era consciente en todo momento de que no era duradero, de que aquello no iba hacia ningún lugar, no tenía un punto de destino igual que no tuvo un punto de comienzo claro. Pero ese tiempo, yo estuve ahí, a sabiendas de que cualquier día me despertaría y me dirías que querías marcharte y me daba igual, y me dio igual el día que me lo dijiste, porque yo ya lo sabía. Yo era feliz contigo porque tú querías estar conmigo, y el día que decidieras marcharte no sería ningún drama ni tragedia, porque para mí mi tiempo invertido contigo duró lo que tuvo que durar, y de nada servía alargarlo innecesariamente. Ni siquiera esperaba que te arrepintieras de marcharte, sólo esperaba que quedara un buen recuerdo de dos, y así lo entendí cuando al día siguiente de marcharte me llamaste desde tus buscados 600 kilómetros echándome de menos. En dos años nunca nos dijimos te quiero, nunca, y ese día me lo dijiste mil veces hasta que se cortó la llamada, a mí entonces me sirvió igual que si me lo hubieras dicho desde el primer día. Y entonces fue cuando se complicó todo, porque el convencimiento de que aquello tenía sus días contados desapareció ante la posibilidad de que la distancia no fuera el fin y tú, sin querer culparte de todo, tuviste mucha culpa de eso.
Una vez me dijiste que esos 600 kilómetros los andabas todas las noches para dormir conmigo... y sólo una vez me preguntaste si yo estaría dispuesta a recorrerlos en tren sólo de ida y para quedarme. Lo siento pero sabías que no iba a ser así. Y volvió a cambiar todo. Y no me arrepiento, de veras porque me valió para darme cuenta de cómo eras realmente. Y desapareciste, así de la noche al día.
Y hoy me entero de que vuelves, para quien sabe qué. Y además llamas a mis amigos para verlos a todos después de tanto tiempo. No espero una llamada tuya ni mucho menos, pero me encantará encontrarme contigo cara a cara, para verte y que me veas. Porque en las distancias cortas es donde se demuestra la valía personal, y tú te acercaste tanto que tuve que dejar de mirarte porque no me gustaba lo que veía. A veces desde lejos, desde muy lejos se ven mejor las cosas.

sábado, 19 de julio de 2008

Jazz Night

Lo que empezó siendo una vuelta y una revuelta a mi vida en esta ciudad se está convirtiendo en una batalla diaria y constante contra el aburrimiento, la desidia y el estancamiento mental, emocional y sensorial. Y la experimentación es una buena forma de hacerlo, así que abriendo campos me encuentro. Y como ya he dicho algunas veces, en mi vida pasan muchas cosas raras que parecen causalidades en lugar de casualidades. Para intentar explicarme un poco, lo que empezó siendo una cerveza con los compañeros, terminó convirtiéndose en una noche musical experimental.
Conocer gente diferente se me da bien y, siendo yo la mas rara, a mi alrededor puedes encontrar todo tipo de especímenes extraños e interesantes, así que nunca niego una charla, una foto o un teléfono. Y menos mal porque nunca sabes si esa persona es una eminencia en jazz y os invita a un concierto... Los músicos, artistas en general digamos, me llaman mucho la atención por su capacidad bohemia que a los demás nos asusta pero que envidiamos quizá en el fondo. Pues lo dicho, que ahora que pretendo agilizar, activar y estimular mi alma y mi mente, me encuentro en un concierto de jazz rodeada de músicos en ciernes y de estrellas del panorama, mientras yo me tomo una cerveza dejada caer en una columna disfrutando de la música, a otros niveles claro... Pero eso de charlar con todo el mundo hace que se te presenten oportunidades excepcionales, como fue la de la otra noche.
Esto de la música es lo que tiene, que cuando se juntan unos cuantos no paran... Bueno, pues si ya el concierto fue realmente bueno, lo mejor estaba por venir, porque aquello fue el precalentamiento de lo que realmente deparaba la noche. Un local al aire libre, copas y mucha música. Pero no cualquier música.
Visto desde nuestros ojos, desde los ojos de las que nada tienen que ver con aquello, era una atmósfera musical curiosa, porque el poder participar abiertamente, sin miedos, tapujos y con la tranquilidad de que el que está allí lo está para escucharte, hace que se cree un clima muy especial. Y visto desde dentro, desde el que tiene la libertad de subir y compartir con todos, supongo que también será especial poder tocar con gente que conoces, que no conoces, con maestros y con principiantes. Aunque claro está que las rencillas y competencias salen a la luz. Magistral forma de compartir saberes.
Me dijiste que era mejor disfrutar la música tal y como nosotras lo estábamos haciendo, porque desde el conocimiento, desde dentro se sufre más y se está atento a lo que falla y a cosas que yo nunca percibiría. Y esa conclusión creo que puede extrapolarse a muchas otras facetas de la vida. Una profesora me dijo una vez, que el conocimiento también te provoca miedo porque te hace consciente de las consecuencias que pueden tener las cosas y que desde el desconocimiento no serías capaz nunca de plantearte. Me acordé de eso aquella noche, entre copas, música y una muy buena conversación. Fue bonito discutir sobre la ignorancia y la felicidad. Gracias a todos los que intentasteis que disfrutáramos a nuestra manera, pero haciéndonos comprender muchas cosas. Quizás este haya sido mi rito iniciático y ahora empiece a aficionarme a escuchar jazz...

Y para terminar, voy a dejaros una recomendación que me hicieron la otra noche. Alguien subió a cantarla, me dijiste que la buscara, la escuchara y la disfrutara. Pues lo he hecho, y la recomiendo ahora. Os dejo con Chet Baker y My Funny Valentine.
Gracias por descubrirme todo un mundo nuevo para mí.

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martes, 15 de julio de 2008

Sin querer insultar

Hay cosas que me superan porque a veces no entiendo la naturaleza humana. Y me doy cuenta ahora mismo de que creo que escribo demasiado tarde porque me cuesta ordenar las ideas y expresarme con cierta coherencia. Quizás tenga que cambiar mi horario escritor porque la verdad es que a estas horas ya me cuesta, porque estoy pensando en mañana y en los ojitos que me chillan. Hace mucho que no hablo de él por cierto... Bueno, pues hoy ha sido uno de esos días en los que no eres capaz de entender que hay en la cabeza ni en el corazón de la gente.
Y yo lo he hecho, aunque no tiene mucho mérito porque yo hablo hasta con una pared, pero lo he hecho cuando los demás te dejaban un poco apartado, y a mí no me parecía justo a pesar de tu extraña actitud a veces. Porque sí es cierto que cada uno tiene sus problemas, sus frustraciones, sus ilusiones, sus miedos, ... pero tampoco por eso es justo la segregación. ¡Anda que si me pillas ahora! Ilusa de mí, veía recompensada mi actitud con una respuesta positiva de tu parte, o al menos eso creía yo. Y dejando aparte planteamientos vitales e ideológicos que son muy diferentes, creí que al menos este tiempo que nos ha tocado compartir forzosamente iba al menos a ser llevadero.
Por eso quizás es más incomprensible aún tu actitud de hoy, sin causa aparente que es lo más desconcertante. Porque si existiera una causa incluso podría entender cierta hostilidad por tu parte, incluso aunque haya sido de manera no deliberada. Puedo haber hecho inconscientemente algo que te haya molestado, y si es así pido disculpas, pero si no lo es, es incomprensible... ciertamente incomprensible. Furia interna hacia un grupo canalizada en mí.
Y ahora no voy a ser políticamente correcta, porque tu actitud de hoy es igual de censurable que si hubieras sido xenófobo, machista o racista. Si hubieras dicho que ojalá se murieran los negros, las mujeres o los judíos quizás alguien hubiera levantado la voz, pero no ha sido así. Tampoco lo necesito porque mi respuesta puede parecer suave y tontorrona, pero no voy a ponerme a tu nivel. No voy a darle aparentemente más importancia de la que tiene, que es mucha, pero no voy a demostrártelo, porque no quiero. Porque el desplante de hoy ha sido incomprensible y fuera de tono. Y no por no gritarte mi postura es más blanda, al contrario mi firmeza viene dada por la convicción más absoluta de que tus prejuicios son vanos y vacíos y de que te envuelve un catetismo mental absoluto, por supuesto sin querer insultar.
Por eso te pido que si existe un conflicto real que no viva sólo en tu mente me lo digas, que así se arreglan las cosas. Y si no quieres arreglarlas, te respeto, pero nunca vuelvas a hacer un comentario así porque no voy a consentirte más una falta de respeto de ese calibre. Sin embargo, no te preocupes que repito que no le doy más importancia de la que tiene.
Yo sin fronteras vivo mejor porque vivo en mi libertad. Tus fronteras, esas que están en tu cabeza y en tu corazón, hacen que vivas encerrado dentro de esa alambrada que para es tu mundo y te protege de amenazas externas. Enciérrate ahí, porque tu miedo al mundo hace que ahí te sientas seguro. Afortunadamente, yo desde aquí ni siquiera veo la alambrada.

Experiencia IKEA

Era la segunda vez, y dicen que siempre la primera es la más complicada. Bueno, para algunas cosas será. También dicen que con la práctica, todo mejora. Pues será también para algunas cosas. Y sólo hablo de montar muebles, en serio. Y te lo dice alguien a quien le gusta bastante este tipo de trabajos. No voy a decir que soy excesivamente habilidosa ni mañosa pero me defiendo, además de que obviando todo el previo, incluso puede resultarme relajante.
Y no voy a entrar en cuestiones ideológicas sobre comercio, marketing empresarial, consumismo abrumador, globalización, homogeneización, producción industrial, apoyos ideológicos, ... porque todavía me duele la espalda de ayer de montar los muebles y lo que quiero es acostarme. Y sé que tampoco voy a descubrirle a nadie el maravilloso mundo que es IKEA, pero voy a contaros mi experiencia.
Lo del mundo IKEA es tremendo. El marketing más absoluto puesto a los pies del consumismo más extremo, y si se junta el hambre con las ganas de comer ... Todo desde que entras está pensado para que no dejes pasar un detalle y por supuesto no dejes de comprar lo más inservible gracias a un precio que a veces resulta irrisorio y que despierta el animal consumista que llevamos dentro. Cualquier cosa, cualquier cosa, en serio. Puedes encontrar cualquier cosa. Y lo que en principio era una tienda de muebles con dudosa reputación, se ha convertido en un megastore donde puedes encontrar cualquier cosa relacionada con la vida en casa. Lo último, champú.
Y si te sacas la tarjetita te hacen un descuento, y digo yo... si ya llevo todo lo que necesitaba, si yo no voy a comprar más en algún tiempo, si lo llevo todo en este carro, ¿no ves que no me cabe nada más?, y además esto tiene una rueda rota y no hay quien lo domine. Y las cestitas amarillas también están llenas, no cabe ni siquiera el cepillo ese tan original para frotar la espalda. Déjalo mujer, de verdad, que no es necesario. Y entonces te dice que te dan un bono por casi 100 euros, y se te cambia la cara.
Y de no tener pensado venir más pasas a bueno habrá que gastar este dinero. Y tenias pensado no volver no por nada en especial, sólo porque llevas todo el día metida en unos pasillos interminables de los que no puedes salirte si no quieres perderte, te has tenido que comer algo que no quieres ni recordar en la misma cafetería, te duelen los hombros de cargar con las dichosas bolsitas amarillas, el carro es indomable, la caja tiene una cola eterna, en el coche no cabe todo, y hay que subirlo al tercero sin ascensor, y cuando crees que has terminado queda montarlo todo.
Y entonces llega lo mejor, en serio, porque la base del mundo IKEA es el momento en que abres la caja y empiezas a sacar las piezas de lo que hayas comprado. Y sacas piezas, y más piezas, y más piezas, ... y nunca pudiste imaginar que una mesita auxiliar podía tener tantas. Y ahora los tornillos y las tuercas y las llaves. Es de lo único que me quejaría, de la dichosa llave allen. Y mira que han mejorado, porque de mi primera experiencia a la segunda han incluído un curioso soporte para la llave que se supone que ayuda a su uso. Puedo asegurarte que no es así, pero lo han intentado. Y lo básico, fundamental y vital: las instrucciones de montaje.
Es el momento clave, no puede haber errores porque todo está calculado al milímetro para que cada pieza encaje como en un puzzle y nada sobra ni falta, y si es así, mala señal. Pero claro, que de eso siempre te das cuenta al final. Porque si el montaje de la mesita tiene 24 pasos (no es una exageración) si algo falla no te das cuenta hasta el paso 18, cuando ya no hay marcha atrás como comprenderás después de llevar toda la santa tarde liada con la mesita. Así que una recomendación fundamental es NO EQUIVOCARSE. Y esto que puede parecer tan tan básico, y de hecho lo es, es lo esencial para que después de dos horas no termines acordándote de la familia al completo del señor Ingvar Kamprad. Y es que eso de que de los errores se aprende, aquí no tiene cabida, porque el error te cuesta tiempo y dinero y casi nunca tiene solución.
Total, que después del diíta que llevas de excursión al centro comercial y las vicisitudes varias que allí te toca sufrir, de la llegada a casa y el montaje, a lo mejor te piensas eso de volver nunca más y de mandarle el dichoso bono al encargado de montaje de IKEA para que con él pague un buen diseño de herramientas y no la chorrada de plastiquito que le han puesto a la llave allen y que no aguanta entero ni al segundo tornillo.
Pero ahora que me acuerdo... había una vajilla y unas cortinas tan monas.

sábado, 12 de julio de 2008

Prueba superada

Me siento absolutamente feliz, feliz, feliz. Todo ha salido genial, al menos para mí que en este tema, es lo importante. Quizás ninguno de los otros sepa la trascendencia que podía realmente tener, pero era fundamental, porque como ya expliqué, era un replanteamiento vital casi. Finalmente todo ha salido bien.
Y como digo, a los demás puede que les haya extrañado mi postura y pensar que soy triunfalista, pero es que para mí era tremendamente importante. Pueden pensar desde el desconocimiento que no ha sido para tanto, y seguramente tengan razón desde su perspectiva, pero es que en esto no podían ponerse en mi lugar. Es un paso adelante y, espero, un nunca volverá a ocurrir porque puedo.
Mi pasión vuelve a entusiasmarme y a no darme miedo estar enfrente. Me quedo con el entusiasmo porque es mi verdad más absoluta. Puede no ser bueno lo que hago, puede no tener una calidad excepcional, puede, pero aseguro que siempre me presento con honestidad total, con la firme convicción de que lo que hago lo hago lo que mejor que sé y que puedo, porque me presento transparente y a pecho descubierto, sin cartas guardadas en la manga. Esta es mi propuesta, no hay más. Disfrutad conmigo ahora como he disfrutado preparando este momento. Y si encima gusta, y la gente reacciona positivamente yo no puedo hacer más que quitarme el sombrero ante ellos y agradecerles el entusiasmo compartido.
Y si no sale tan bien, tengo al menos la convicción de que hice lo que pude y de la mejor manera que supe.

jueves, 10 de julio de 2008

Día de prueba

Mañana es el día en que me pongo a prueba, yo sola y ante los demás. Si quieres saber de que hablo, puedes leer la entrada Cuando el miedo te paraliza y sabrás que el día ha llegado. No quiero decir nada más por hoy. No tengo nada importante que contar porque mi mente está ya en mañana como para pensar en hoy o ayer para escribir.

Y como no me gusta forzar las cosas, sólo quería dejar constancia de mi paso por aquí hoy. No es que no quiera, es que hoy no es el mejor día.

Sólo espero que a estas horas mañana, esté confesando que me he sentido muy bien porque todo ha salido correctamente. ¡Ojalá!

martes, 8 de julio de 2008

Tema pendiente 2

Os comenté también que tenía que hablaros de una conversación mantenida con alguien acerca de la infidelidad. En principio es un tema para tratar con amigos y del que seguramente salgáis sin consensuar opiniones, pero la cosa cambia cuando ese tema sale en una conversación con alguien que formó parte de tu vida, y digo que formó parte de tu vida como pareja, compañero o como quieras llamarlo.
Cuando se deja atrás el rencor, las rencillas, el miedo, el resentimiento, la desconfianza, la discordia, la disputa sin sentido, la decepción, la frustración, ... y todo aquello que acompaña a una ruptura, sea desde la posición que sea, después, mucho tiempo después quizás, hay espacio para el encuentro. No sólo para el que es abandonado es difícil y complicado, la otra posición es dura igualmente. Evidentemente teniendo en cuenta que siempre hay vencedores y vencidos, no podemos tampoco estigmatizar al otro por perseguir la felicidad, aunque sea lejos. Nuestro egoísmo no puede pretender que el otro esté a nuestro lado siempre a pesar de todo incluso de su felicidad, que en el fondo debería también ser la nuestra. El miedo a la soledad, al cambio, a la desestabilización, ... hace que prefiramos un infeliz a nuestro lado que un feliz en la distancia. Y eso no es amor, ni compartir, ni nada de nada. Pero de eso nos damos cuenta muchas veces tarde.
Pues esos sentimientos que acompañan a la ruptura y a la separación con el tiempo se van diluyendo, y lo que siempre fue bueno y de un día a otro pasó a ser lo peor, ahora puede volver a ser al menos positivo. Es decir, lo malo se va difuminando y queda lo bueno, y todo lo bueno que hicisteis y fuisteis juntos. Si es que el tiempo tiene esa cualidad matizadora y reparadora de todo aquello que parece insuperable. Y en eso estás. Después de mucho, mucho tiempo volvemos a sentirnos cómodos hablando, sin tensiones, expectativas, obligaciones ni nada que fuerce situaciones innecesarias. Los sentimientos se calman, se comprenden mejor, se asientan y el cariño es más fuerte aún que antes, aunque no me creas yo lo siento así. Y creo que lo he demostrado siempre sin poner trabas a un post- sin re-, porque cuando uno toma una decisión importante en su vida, sólo puede echarse atrás un par de veces, y nosotros nos echamos demasiadas. No hay re- posible, porque el post- es mejor en sí mismo que todo lo que fue. Y no quiero parecer ñoña diciendo que te quiero, pero te quiero diferente, como a alguien que me quiso y con quien compartí las mejores y las peores cosas, y eso une pero no nos suelda ni nos ata, que es lo increíblemente maravilloso. Eres parte de mí porque un día formaste parte de todo, y formas parte de mi hoy pero de forma diferente a ayer.
Pues así, incluso así, incluso aunque siempre me haya sentido así y para no fuera tan fácil desde el principio, incluso así, hay cosas a las que dos que fueron dos no deberían volver.
Y a pesar de que yo por mi forma de ser hable abiertamente de mis sentimientos, sin miedo a reconocerlos, no significa que todo sea comodidad y confort con ciertos temas. Nunca hubo tapujos ni temas tabú entre tu y yo, nunca. Hemos hablado de todo sabiendo que ya no nos hacíamos daño, o al menos eso creía yo, y eso da mucha confianza y seguridad en el otro. Pero hemos cometido el error de pasar la línea, y ayer, hoy y ahora creo que hay cosas que ya no deberíamos tocar.
No quiero entrar más en el tema, porque ahora soy yo la que no me siento cómoda hablando de un pasado que no va a volver, porque no va a volver, de verdad. Y planteamientos extraños y surrealistas sobre relaciones personales y sentimentales no vienen al caso, en serio, sobre todo porque nos conocemos y no me suena nada a que esas nuevas ideologías de pareja vayan contigo. Lo siento pero es así. Te conozco. Y reconozco que a lo mejor la culpa ha sido mía por dar pie y por hablar abiertamente creyendo que podía, y no ha sido así. Hoy pongo yo el veto, y sabes que no me gusta, pero creo q es necesario si queremos que esto continúe por el buen camino que iba. Prometo que lo hago por . Te pido perdón si alguna vez te hice daño por eso. Sinceramente.

lunes, 7 de julio de 2008

Tema pendiente 1

Creo que fue el viernes os dije que tenia pensado hablar de varias cosas, de conversaciones y discusiones varias que había tenido, pero mea culpa por abandonaros por una cervecita con más charla, más discusión y más disertaciones y divagaciones.
Una de esas conversaciones iba sobre el materialismo. Y tengo que decir que terminé bastante enfada con el tema porque una persona que me conoce bastante bien creo, llegó a la conclusión el solo de que yo soy materialista. Y la verdad, es que si lo hubiera planteado de otra forma, hubiera ganado porque es complicado mantenerse al margen hoy de la sociedad de consumo tan devastadora, pero cometió el pequeño error de sacarse él del saco, y eso ya no...
Definamos materialismo, que fue el primer paso erróneo creo. Vamos dejar a un lado concepciones filosóficas de tendencias antiidealistas por el momento (aprovecho para meter la cuña... lo siento http://es.wikipedia.org/wiki/Materialismo ) y centrémonos en la concepción más común del materialismo, como etiqueta peyorativa para un estilo de vida que busca riqueza, dinero y comodidades, en vez del desarrollo espiritual o mental. Vale, centrados ahí estamos. Partiendo de ese planteamiento y dejando muy claro que no creo que me encuentre en ese tipo de vida, pasemos a la definición de valor. Acepción primera de la RAE: Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite. Éste es mi "valor" de las cosas, es decir, las valoro en función de ellas mismas y de la utilidad que puedan tener para satisfacer ciertas necesidades, va más allá del valor material puro y duro y es básicamente emocional. Diferente es que yo les otorgue ese valor por acompañarme en esta vida y por serme útiles. No es un valor a "la cosa" sino a lo que significa en mi vida o ha significado. Una foto, una nota, un sms, ... cualquier cosa puede tener valor.
Voy a poner el ejemplo que te puse a tí el otro día, a ver si de esta manera soy capaz de explicarme. Mi malograda cámara de fotos. Ya sabéis que ya no me acompaña a todos lados porque sufrió un pequeño accidente. Son los gajes del oficio de esta pseudoreportera gráfica, que hay que meterse en sitios complicados y la última misión, pues causó baja. Bueno, y ¿qué valor le doy yo a mi cámara? Primero, básico y fundamental: valor emocional. La cámara la compré en un viaje, con lo que eso ya conlleva, además con alguien que fue muy especial, y para mí fue casi como un "regalo" de quien no sabía cómo hacerlos ni cómo decir lo importante que eres. Además de eso, me acompañaba en todo momento, siempre en el bolso o la mochila, para inmortalizar cualquier cosa importante, momento especial o instante insignificante. Para mí, era una parte importante de mi recuerdo personal y colectivo porque todos aparecéis en esas fotos. Diré más, de nada servirían si no estuvierais ahí, porque no quiero un book vital con mis mejores poses, que ya es difícil que yo salga bien en una foto... Es mi biografía y mi memoria colectiva en imágenes. Pues cada cosa, cada una de esas cosas por las que tú dices que yo soy materialista, cada una son importantes porque forman parte de mi vida y de nuestra vida, de nuestra vida compartida, de la que formáis parte todos a los que quiero. Todas esas cosas son importantes por su valor, llevas razón, pero por su valor emotivo. Si eso es ser materialista, lo soy. Si pretendo con esto ser rica, si lo soy por tener pequeñas cosas a mi alrededor que me hacen feliz porque me hacen recordar buenos momentos. Soy enormemente rica en eso.
En lo demás, no. No valoro un coche, una ropa de marca pero sí unos buenos zapatos, lo siento pero es que son mi debilidad. Tampoco voy a negar que tengo caprichos, como todos y si están dentro de mis posibilidades, cumplo mis deseíllos diarios pero sin obsesionarme. Nadie dice no a mejoras y progresos que hacen que tu vida sea ante todo más segura, pero no confundamos eso con llenar una vida vacía de detalles con grandes cosas caras. Son dos síndromes de Diógenes completamente diferentes. Yo corro el riesgo de llenar mi vida de pequeñas cosas que me hacen sentirme muy afortunada, el otro, el materialista de hoy la llena costosas excentricidades.
Y si yo me meto en el saco, métete tú conmigo, que tú eres un geek adicto a la última tecnología y con un tatoo en hexadecimal en la pierna, y me encanta que seas así. Y si te sales, sácame que hace mucho que nos conocemos y tú debes saberlo, soy enormemente rica y afectivamente materialista.

Directamente te miento...

Hablando hoy con alguien me dijo : He sido muy claro, le he mentido. Y yo me sorprendo ante esa afirmación tan rotunda. ¿Como pueden estar en la misma frase claridad y mentira? Eres directamente un claro mentiroso, por mucho que digas. Entonces entra el debate de la mentira y la sinceridad, y de si es realmente necesario decir siempre lo que uno piensa. Pues a lo mejor llevas razón y no siempre lo mejor es decir la verdad, pero es que no apuesto por caretas ni frases vacías ni mentirijillas, ni verdades a medias, ni mentiras enteras. Porque decir siempre la verdad no tiene que implicar hacer daño, que ahí esta la equivocación. Suponemos que el otro no está preparado para oír una verdad, nuestra verdad, subestimando su inteligencia pensando que no va a entendernos y preferimos enfrentarnos a una falsificación de la verdad que nos conviene más que un supuesto enfrentamiento. Es decir, ¿no puede ser el problema que no queramos enfrentarnos a nuestra verdad y que no seamos capaces de hacernos entender y mantener una discusión civilizada con el otro donde expongamos argumentos y razones? Pero claro también me parece arriesgado pensar que la culpa de que yo le mienta a alguien es suya, aunque también es más soportable para mí como engañante.
Es decir, como autoengaño por engañar al otro lo culpabilizo de mi mentira. Creo que estoy revolviendo esto demasiado.
Dejando claro mi planteamiento de que no me gusta mentir ni que me mientan, algo que parece de perogrullo a la primera, ahora desmontaré todo lo dicho anteriormente porque es verdad que hay gente que es que no se entera, o no quiere enterarse. Y después de mil y una explicaciones, pues deben venir mil y un cuentos que contar porque no quieren enterarse de la verdad. Y bueno, dejas a un lado principios y directrices vitales para contar lo primero que se te pasa por la cabeza o lo que llevas tiempo estructurando en tu mente y nunca te atrevías a decir, porque no te queda otra, piensas.
Y ahora que ya me he decidido a mentir, se plantea el otro problema: no se cómo se hace, de verdad. Y a mí que se me refleja todo en la cara, se me tatúa en la frente una cartel enorme que pone MENTIROSA o NO ESTAS DICIENDO LA VERDAD, que sería mejor porque no suena tan mal, pero no me cabe en la frente. Y empiezas a soltar todo lo que llevabas planeado, pensado y proyectado en tu mente, y lo has repasado tantas veces que nada puede fallar. Pues falla. Porque yo, a la primera de cambio me lío sola con la historia, no se como seguir y termino demostrando yo solita lo absolutamente estúpida que puedo ser. Aunque también puede ser que todo vaya sobre ruedas, y te relajes y lo normalices y la mentira forma ya parte de , hasta que te has relajado tanto que te has olvidado de mentir y has vuelto a meter la pata.
Cualquiera de las dos opciones te deja en mal, mal no peor lugar, porque encima el otro se entera de que le estabas mintiendo. Y tú, que has hecho un esfuerzo sobrehumano para mentir, para concebir una historia creíble, has gastado tu tiempo ensayando, ... tú que no querías, tú has quedado como una mala mentirosa.

viernes, 4 de julio de 2008

De lo que pensaba hablar hoy

Permíteme que sea breve hoy, porque no son horas ni formas ni maneras. Acabo de llegar a casa y mañana suena el despertador igual de temprano que todos los últimos días, así que procuraré no divagar mucho.
Revolviendo a esta ciudad, hoy me he encontrado con gente a la que hacía mucho tiempo que no veía y gente a la que veo cuando quiero y ellos quieren, claro. Si revolver esta ciudad me tiene algo desconcertada, porque encontrar lugares libres, sanos y bienambienturados no es fácil después de tanto tiempo, pero hoy ha sido un buen paso adelante. Y vuelvo a reencontrarme con conciertillos, teatrillos y cositas raras de esas que me gustan a mí, que le vamos a hacer. Repito, un buen paso adelante.
Sólo he echado de menos no poder inmortalizar mis momentos, porque como sabéis mi cámara hizo CHOOOFFFT y no ha habido manera de resucitarla. Aprovecho la coyuntura para agradecer a quien a puesto su interés y su tiempo en esta UCI fotográfica, pero no ha podido ser. Sé que no leerás esto, pero gracias igualmente. Y yo, que voy haciendo fotos por donde voy, me siento un poquito rara por llegar a casa y no poder colgar nada en myspace, que es un poco mi biografía y mi día a día en imágenes.
A propósito de esto, hoy he tenido una discusión acerca del materialismo un poco surrealista. Y también otra sobre la infidelidad, más surrealista aún por la persona con quien la he mantenido. Y desconcertada me he sentido cuando hoy alguien me ha dicho que ha encontrado este blog en internet, que para mí es el momento en que se cierra y se abre otro nuevo con otro nombre. Espero tener más fuerzas mañana para contarlo todo.
De todo esto pensaba hablar hoy, pero fíjate lo que son las cosas, os he abandonado por unas cervecitas y una buena charla con amigos. Pido perdón.

miércoles, 2 de julio de 2008

El peor papel de tu vida : el de la persona que no eres

Tenía pensado hablar hoy de la amistad, tema fácil y nada controvertido para estas horas y para este espacio. Pero bueno, voy a cambiar el tema, y aunque hable algo de la amistad, no será el centro de esta revuelta mental.
He visto hoy una mirada que no me ha gustado nada, y ni siquiera iba destinada a mí, pero me gusta observar las reacciones de la gente y he visto algo que me ha llamado mucho la atención. No se qué mecanismo cerebral, mental o emocional es el que se desencadena para que el ser humano reaccione inconscientemente y sea incapaz de controlar esa reacción, pero eso puede pasar de un segundo a otro y yo hoy he sido testigo. Algo se dispara y hasta el que más sea capaz de controlar sus emociones y sentimientos, el más frío, hasta ése puede en un momento perderse y dejarse arrastrar.
Si bien nuestras afinidades tienen un peso enorme en las relaciones personales sobre todo, pero también profesionales, hay veces en que lo complicado es que un desencuentro no haga que todo se vaya al traste. Por una solemne tontería podemos derrumbar un buen cimiento. Y quiero centrarme en cuestiones de trabajo, porque quizás con los amigos se funciona diferente. Cuando hay un malentendido procura uno solucionarlo por su bien, por el del otro y por el del planeta en general. Nos resulta más cómodo pedir no explicaciones, pero si razones y puede que por eso, y por todo lo demás que implica la amistad, las cosas son mas llevaderas y más fáciles de arreglar. O no, que también puede ser. Que precisamente por eso de ser amigos y compartir, y conocerse, y saber lo que le duele al otro nos cuesta más entender el daño innecesario causado por el que quieres. Pues de compañeros de trabajo hablamos, de un compañero que hoy ha despreciado.
Pero bueno, volvamos a las miradas. Una mirada puede transmitir todos los sentimientos, todos desde el amor, la pasión, el cariño, la protección, el apoyo, la comprensión, ... pero también hay miradas asesinas y perversas. El desprecio, la arrogancia, la soberbia, la indiferencia, ... Un desaire en forma de mirada. La altanería en ojos en los que nunca esperé encontrarla, pero así es. Ojitos tiernos y dulces que esconden a una persona altiva y que no tolera la réplica, la equivocación o la evidencia. ¡Qué triste! Y tú te jactas de ser buena, y tú presumes de tus habilidades, amistades y experiencias, ... y tú... y tú no vales nada porque no eres así, y lo que es peor, pretendes engañarnos a los demás. Has intentado desacreditar a alguien de la manera más vil y rastrera, atacando en lo personal y a sabiendas de circunstancias personales complicadas, pero no te ha salido bien la jugada y te han replicado, y te han dejado muda. Y ha ocurrido. Has perdido, te has dejado llevar por tu insolencia y te has dejado ver, te has mostrado tal y como eres, con tan solo una mirada.
Y cuando te percatas de algo así, que nadie mas que tú ha visto, te pones a pensar. Y desmontas la imagen angelical, de perfección, de aplomo, de dulzura, de benevolencia, ... y piensas en si es tan fácil engañar a los demás fingiendo ser alguien que no eres. Pero no se puede mentir siempre, y en algún momento, y hoy te ha pasado a tí, se te va el papel de las manos, y te puede el "yo" frente al personaje.
Y vuelvo a caer en la cuenta de que no me gustan muchas cosas de esta vida, porque como ya dije en uno de estos blogs, a mí me gusta reír y ser natural y contestar y volverme a reír y mirar a los ojos, porque eso sí me hace feliz. Y no puedo evitar pensar que siento pena por tí porque hoy, sin darte cuenta hoy has sido la peor actriz y has desmontado el peor papel de tu vida: el de la persona que no eres.
Quizás hoy no se entienda mucho este blog, porque está escrito desde la indignación y el desorden que ésta a veces provoca en mi mente, me cuesta ordenar las ideas y organizarlas para entenderlas, mucho más para que las entienda alguien que no sea yo. También está escrito un poco desde la cobardía de no haber sido capaz de enfrentarte y decirte tus verdades, pero no te preocupes, mañana será un buen día.
Si supieras que me he dado cuenta, te sentirías frustrada.

Anda, haz un esfuerzo

Esta mañana alguien me dijo Anda, haz un esfuerzo, y caí en la cuenta de con la ligereza que usamos ciertas expresiones. No me pedían nada de muy importante, y decir que NO formaba parte de la broma, a sabiendas de que terminaría por acceder pero el comentario me caló. Anda haz un esfuerzo. Pues voy a hacerlo, si señor.
Hago un esfuerzo diario en levantarme a mi hora para no llegar tarde y eso que el despertador suena demasiado pronto para ser verano, pero quien algo quiere algo le cuesta me enseñaron. Hago un esfuerzo diario para ir a otra ciudad, con lo que implica un viaje en tren de una hora para ir y otra para volver a un lugar al que tardas 17 minutos en llegar en coche.
Hago un esfuerzo por sonreírle al aparcacoches, al que se sienta a mi lado en el tren, al chico que sorprendentemente siempre se sienta justo al otro lado del pasillo, al revisor de los billetes, al chico que todos los días me deja el ADN, a los albañiles de la misma obra de todos los días, a mis compañeros del primer café, a la chica de la cafetería, a la que me vende los chicles, a los que esperan en la puerta y siempre llegan más tarde que yo, a los de la obra de la escalera, a todo el que ya esté, a los ojitos que me chillan que últimamente llega más tarde que nosotros, al que siempre está sentado junto al deposito del agua, ... y aún no son las 9.
Hago un esfuerzo por no quedarme dormida cuando ya llevo casi tres horas levantada y el runrun de una voz me adormece.
Hago un esfuerzo por no mandar lejos a esa que me llama cielo despectivamente como si yo no supiera nada de la vida.
Hago un esfuerzo por reírme y hacer que los demás se diviertan un poco conmigo.
Hago un esfuerzo por imponerme 30 minutos de felicidad diaria, y a ser posible me esfuerzo incluso porque sea compartida.
Hago un esfuerzo por no decirle a los ojos que me chillan "illo que hace, mirame".
Hago un esfuerzo todos los días por no fumarme un cigarro con el desayuno, y llevo haciéndolo ya tres meses.
Hago un esfuerzo por no dormirme en mi hora de vuelta y hago un esfuerzo por pagar la factura del teléfono que pongo como antídoto al sueño del viaje, aprovechando dicho sea de paso para hablar con los que quiero.
Hago un esfuerzo por poner la mejor cara que tengo el resto del día y hago un esfuerzo por estar emocionalmente de alquiler.
Hago un esfuerzo por ir al gimnasio todos los días y por no llegar demasiado cansada como para no poder sentarme un rato delante del teclado.
Hago un esfuerzo también por escribir todos los días, o al menos los que puedo.
Y hago un esfuerzo cuando ya en la cama, repaso mi día y veo todo lo que fue, y veo lo que me faltó e intento no decaer por todo lo que no esta aún y por los sueños que aún no se han cumplido.
Pero no importa, porque mañana es un buen día para seguir haciendo un esfuerzo.
Y por ti he hecho dos hoy, uno esta mañana y otro al dedicarte este blog.