miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz 2009

No quería dejar pasar la oportunidad de desearos a tod@s, a l@s que conozco y a l@s que no, a l@s que me conocéis y a l@s que no, a l@s que me leéis asiduamente y a l@s que no, a tod@s en general, lo mejor para un nuevo año que empieza.
Y yo que no soy mucho de estas fiestas termino siempre por caer en estos típicos tópicos aunque cada año que pasa me gustan menos estas fechas y sólo la cara de l@s más pequeñ@s me hace pensar que toda esta parafernalia sirve para algo.
Y que pena que haya gente que sólo ahora se acuerde de los demás, y felicite, y desee cosas buenas, y le diga a los demás que los quiere y que le encanta tenerlos cerca... Cómo de mejor nos iría si este amor condensado lo repartiéramos a lo largo de 365 días...
Y quiero obviar que el final de este año no ha sido precisamente bueno, y pensar que el que viene será mejor, obviando también que nunca me gustaron los números impares... vaya...
Termino siendo típica: mucha suerte, fuerza, ánimo, amor, honor, salud y paz y todas esas cosas buenas que me encantaría que tod@s tuviéramos.
Millones de besos que os daré día a día.

lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Tuenti o cirti?

Y ahora, se pone de moda eso de las redes internáuticas. Ahora.
Y ahora, después de tanto, se pone de moda eso de compartir amig@s y fotos y cosas.
Y ahora, al final triunfan las redes sociales, pero sin vernos las caras.
Y yo, miro atrás y veo como por lo visto estoy de moda desde hace mucho tiempo, aunque a mi manera, porque eso de tener amig@s y compartir y enredarme, pero claro que de otra forma.
Ahora nos sentamos delante de la pantalla y nos vemos por ventanitas y nos hacemos comentarios en tablones ficticios y subimos fotos, y vídeos y conocemos a l@s amig@s de l@s amig@s de l@s amig@s de nuestr@s amig@s.
Tuenti, facebook, Hi5 y mil más que se están poniendo de moda.
Vaya, yo a mi gente la veía en la plazoleta, en el circulito o tomándome una cerveza nos presentábamos a nuev@s amig@s.
Joder y si no hoy no estás en un sitio de estos no eres nadie.
Y pienso yo... si yo ya soy más cirti que tuenti...

domingo, 14 de diciembre de 2008

Ojos de agua

Cuando todo el deshielo primaveral
se desbordó de sus párpados,
tu hombro le sirvió de embalse.

jueves, 11 de diciembre de 2008

El precio de la vergüenza I

Me pregunto a cada aberración
cuál es el precio de la vergüenza.
Las luces de los ciegos de corazón no sirven de guía
para los que seguimos la derrota de la piel y la compaña.
No me preguntes por qué sufro,
porque sufro por todos
y me arrastraría para inventar con mis manos
el camino que siguieran
aquellos que nos llevan al muro de la deshonra,
que terminaría en un campo de concentración
de caricias y besos, para que aprendieran.
Será su peor castigo desacostumbrarlos al odio
y enfundarles la amable coraza de la vida.
Morirán solos, apartados, autoexhiliados
de pura angustia por no haber sabido amar.
Será su peor castigo descubrir en la muerte
el alivio de una vida de indecencia.
Porque les será imposible soportar
palpar el calor cómplice de una piel
por primera, última y única vez.
Será nuestro peor castigo.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Carrusel en la cabeza

Podría pasar la tarde entera mirando la peonza dando vueltas en medio de la habitación. Le ayudaba a concentrarse el movimiento y la rutina repetitiva de tener que ponerla en marcha una y otra vez. La peonza giraba y poco a poco perdía fuerza hasta caer y detenerse. Mecánicamente la levanta y la hacía girar, sin separarse ni un momento de sus pensamientos. Cada vez que empezaba esta rutina recordaba que alguna vez vio una película en la que el protagonista se quedaba extasiado viendo girar el tambor de la lavadora. No le gustaba el final de esa película. Tampoco le gustó el principio. Definitivamente siempre llegaba a la conclusión de que no le gustaba nada de ella y sólo una frase se le había quedado marcada en la memoria. El resto podría haber desaparecido de su cabeza a no ser por su rutina giratoria de peonzas.
Nunca lo comentó con nadie. La gente hacía cosas muy raras para concentrarse, y no se sintió nunca un bicho raro por ello. Había visto dar volteretas a los bolígrafos en las manos de los estudiantes, que igual necesitaban de un silencio sepulcral que se colocaban auriculares con música a un volúmen que podía escuchar toda la biblioteca. Incluso su compañero de piso estudiaba en una postura incomprensiblemente cómoda para él: cabeza bajo y con las piernas apoyadas en la pared. No sabía si pensaba que tener toda la sangre del cuerpo agolpada en la cabeza le ayudaría a memorizar. Así que no le parecía raro concentrarse haciendo girar una peonza.
Mientras la peonza daba vueltas, su mente también lo hacía, casi a la misma velocidad. Se sorprendía de la agilidad mental que demostraba en ese estado casi hipnótico. Alguna vez le dio miedo no saber volver a la realidad pero era en ese estado en el que tomaba las decisiones importantes.
Le sacó de su estado el sonido del timbre de la puerta. Dejó la peonza rodar hasta que se paró y esta vez no la hizo girar de nuevo. Se levantó y abrió la puerta. Sabía que era la hora. Era el momento.
Cuando le preguntó qué estaba haciendo dijo:
- Sabía que vendrías. Sólo te esperaba.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Noria de números

Mi cuerpo cambia a segundos y
los números que me envuelven
llevan muelles en los talones.