sábado, 19 de julio de 2008

Jazz Night

Lo que empezó siendo una vuelta y una revuelta a mi vida en esta ciudad se está convirtiendo en una batalla diaria y constante contra el aburrimiento, la desidia y el estancamiento mental, emocional y sensorial. Y la experimentación es una buena forma de hacerlo, así que abriendo campos me encuentro. Y como ya he dicho algunas veces, en mi vida pasan muchas cosas raras que parecen causalidades en lugar de casualidades. Para intentar explicarme un poco, lo que empezó siendo una cerveza con los compañeros, terminó convirtiéndose en una noche musical experimental.
Conocer gente diferente se me da bien y, siendo yo la mas rara, a mi alrededor puedes encontrar todo tipo de especímenes extraños e interesantes, así que nunca niego una charla, una foto o un teléfono. Y menos mal porque nunca sabes si esa persona es una eminencia en jazz y os invita a un concierto... Los músicos, artistas en general digamos, me llaman mucho la atención por su capacidad bohemia que a los demás nos asusta pero que envidiamos quizá en el fondo. Pues lo dicho, que ahora que pretendo agilizar, activar y estimular mi alma y mi mente, me encuentro en un concierto de jazz rodeada de músicos en ciernes y de estrellas del panorama, mientras yo me tomo una cerveza dejada caer en una columna disfrutando de la música, a otros niveles claro... Pero eso de charlar con todo el mundo hace que se te presenten oportunidades excepcionales, como fue la de la otra noche.
Esto de la música es lo que tiene, que cuando se juntan unos cuantos no paran... Bueno, pues si ya el concierto fue realmente bueno, lo mejor estaba por venir, porque aquello fue el precalentamiento de lo que realmente deparaba la noche. Un local al aire libre, copas y mucha música. Pero no cualquier música.
Visto desde nuestros ojos, desde los ojos de las que nada tienen que ver con aquello, era una atmósfera musical curiosa, porque el poder participar abiertamente, sin miedos, tapujos y con la tranquilidad de que el que está allí lo está para escucharte, hace que se cree un clima muy especial. Y visto desde dentro, desde el que tiene la libertad de subir y compartir con todos, supongo que también será especial poder tocar con gente que conoces, que no conoces, con maestros y con principiantes. Aunque claro está que las rencillas y competencias salen a la luz. Magistral forma de compartir saberes.
Me dijiste que era mejor disfrutar la música tal y como nosotras lo estábamos haciendo, porque desde el conocimiento, desde dentro se sufre más y se está atento a lo que falla y a cosas que yo nunca percibiría. Y esa conclusión creo que puede extrapolarse a muchas otras facetas de la vida. Una profesora me dijo una vez, que el conocimiento también te provoca miedo porque te hace consciente de las consecuencias que pueden tener las cosas y que desde el desconocimiento no serías capaz nunca de plantearte. Me acordé de eso aquella noche, entre copas, música y una muy buena conversación. Fue bonito discutir sobre la ignorancia y la felicidad. Gracias a todos los que intentasteis que disfrutáramos a nuestra manera, pero haciéndonos comprender muchas cosas. Quizás este haya sido mi rito iniciático y ahora empiece a aficionarme a escuchar jazz...

Y para terminar, voy a dejaros una recomendación que me hicieron la otra noche. Alguien subió a cantarla, me dijiste que la buscara, la escuchara y la disfrutara. Pues lo he hecho, y la recomiendo ahora. Os dejo con Chet Baker y My Funny Valentine.
Gracias por descubrirme todo un mundo nuevo para mí.

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