viernes, 5 de diciembre de 2008

Carrusel en la cabeza

Podría pasar la tarde entera mirando la peonza dando vueltas en medio de la habitación. Le ayudaba a concentrarse el movimiento y la rutina repetitiva de tener que ponerla en marcha una y otra vez. La peonza giraba y poco a poco perdía fuerza hasta caer y detenerse. Mecánicamente la levanta y la hacía girar, sin separarse ni un momento de sus pensamientos. Cada vez que empezaba esta rutina recordaba que alguna vez vio una película en la que el protagonista se quedaba extasiado viendo girar el tambor de la lavadora. No le gustaba el final de esa película. Tampoco le gustó el principio. Definitivamente siempre llegaba a la conclusión de que no le gustaba nada de ella y sólo una frase se le había quedado marcada en la memoria. El resto podría haber desaparecido de su cabeza a no ser por su rutina giratoria de peonzas.
Nunca lo comentó con nadie. La gente hacía cosas muy raras para concentrarse, y no se sintió nunca un bicho raro por ello. Había visto dar volteretas a los bolígrafos en las manos de los estudiantes, que igual necesitaban de un silencio sepulcral que se colocaban auriculares con música a un volúmen que podía escuchar toda la biblioteca. Incluso su compañero de piso estudiaba en una postura incomprensiblemente cómoda para él: cabeza bajo y con las piernas apoyadas en la pared. No sabía si pensaba que tener toda la sangre del cuerpo agolpada en la cabeza le ayudaría a memorizar. Así que no le parecía raro concentrarse haciendo girar una peonza.
Mientras la peonza daba vueltas, su mente también lo hacía, casi a la misma velocidad. Se sorprendía de la agilidad mental que demostraba en ese estado casi hipnótico. Alguna vez le dio miedo no saber volver a la realidad pero era en ese estado en el que tomaba las decisiones importantes.
Le sacó de su estado el sonido del timbre de la puerta. Dejó la peonza rodar hasta que se paró y esta vez no la hizo girar de nuevo. Se levantó y abrió la puerta. Sabía que era la hora. Era el momento.
Cuando le preguntó qué estaba haciendo dijo:
- Sabía que vendrías. Sólo te esperaba.

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