Tenía pensado hablar hoy de la amistad, tema fácil y nada controvertido para estas horas y para este espacio. Pero bueno, voy a cambiar el tema, y aunque hable algo de la amistad, no será el centro de esta revuelta mental.
He visto hoy una mirada que no me ha gustado nada, y ni siquiera iba destinada a mí, pero me gusta observar las reacciones de la gente y he visto algo que me ha llamado mucho la atención. No se qué mecanismo cerebral, mental o emocional es el que se desencadena para que el ser humano reaccione inconscientemente y sea incapaz de controlar esa reacción, pero eso puede pasar de un segundo a otro y yo hoy he sido testigo. Algo se dispara y hasta el que más sea capaz de controlar sus emociones y sentimientos, el más frío, hasta ése puede en un momento perderse y dejarse arrastrar.
Si bien nuestras afinidades tienen un peso enorme en las relaciones personales sobre todo, pero también profesionales, hay veces en que lo complicado es que un desencuentro no haga que todo se vaya al traste. Por una solemne tontería podemos derrumbar un buen cimiento. Y quiero centrarme en cuestiones de trabajo, porque quizás con los amigos se funciona diferente. Cuando hay un malentendido procura uno solucionarlo por su bien, por el del otro y por el del planeta en general. Nos resulta más cómodo pedir no explicaciones, pero si razones y puede que por eso, y por todo lo demás que implica la amistad, las cosas son mas llevaderas y más fáciles de arreglar. O no, que también puede ser. Que precisamente por eso de ser amigos y compartir, y conocerse, y saber lo que le duele al otro nos cuesta más entender el daño innecesario causado por el que quieres. Pues de compañeros de trabajo hablamos, de un compañero que hoy ha despreciado.
Pero bueno, volvamos a las miradas. Una mirada puede transmitir todos los sentimientos, todos desde el amor, la pasión, el cariño, la protección, el apoyo, la comprensión, ... pero también hay miradas asesinas y perversas. El desprecio, la arrogancia, la soberbia, la indiferencia, ... Un desaire en forma de mirada. La altanería en ojos en los que nunca esperé encontrarla, pero así es. Ojitos tiernos y dulces que esconden a una persona altiva y que no tolera la réplica, la equivocación o la evidencia. ¡Qué triste! Y tú te jactas de ser buena, y tú presumes de tus habilidades, amistades y experiencias, ... y tú... y tú no vales nada porque no eres así, y lo que es peor, pretendes engañarnos a los demás. Has intentado desacreditar a alguien de la manera más vil y rastrera, atacando en lo personal y a sabiendas de circunstancias personales complicadas, pero no te ha salido bien la jugada y te han replicado, y te han dejado muda. Y ha ocurrido. Has perdido, te has dejado llevar por tu insolencia y te has dejado ver, te has mostrado tal y como eres, con tan solo una mirada.
Y cuando te percatas de algo así, que nadie mas que tú ha visto, te pones a pensar. Y desmontas la imagen angelical, de perfección, de aplomo, de dulzura, de benevolencia, ... y piensas en si es tan fácil engañar a los demás fingiendo ser alguien que no eres. Pero no se puede mentir siempre, y en algún momento, y hoy te ha pasado a tí, se te va el papel de las manos, y te puede el "yo" frente al personaje.
Y vuelvo a caer en la cuenta de que no me gustan muchas cosas de esta vida, porque como ya dije en uno de estos blogs, a mí me gusta reír y ser natural y contestar y volverme a reír y mirar a los ojos, porque eso sí me hace feliz. Y no puedo evitar pensar que siento pena por tí porque hoy, sin darte cuenta hoy has sido la peor actriz y has desmontado el peor papel de tu vida: el de la persona que no eres.
Quizás hoy no se entienda mucho este blog, porque está escrito desde la indignación y el desorden que ésta a veces provoca en mi mente, me cuesta ordenar las ideas y organizarlas para entenderlas, mucho más para que las entienda alguien que no sea yo. También está escrito un poco desde la cobardía de no haber sido capaz de enfrentarte y decirte tus verdades, pero no te preocupes, mañana será un buen día.
Si supieras que me he dado cuenta, te sentirías frustrada.
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