martes, 15 de julio de 2008

Sin querer insultar

Hay cosas que me superan porque a veces no entiendo la naturaleza humana. Y me doy cuenta ahora mismo de que creo que escribo demasiado tarde porque me cuesta ordenar las ideas y expresarme con cierta coherencia. Quizás tenga que cambiar mi horario escritor porque la verdad es que a estas horas ya me cuesta, porque estoy pensando en mañana y en los ojitos que me chillan. Hace mucho que no hablo de él por cierto... Bueno, pues hoy ha sido uno de esos días en los que no eres capaz de entender que hay en la cabeza ni en el corazón de la gente.
Y yo lo he hecho, aunque no tiene mucho mérito porque yo hablo hasta con una pared, pero lo he hecho cuando los demás te dejaban un poco apartado, y a mí no me parecía justo a pesar de tu extraña actitud a veces. Porque sí es cierto que cada uno tiene sus problemas, sus frustraciones, sus ilusiones, sus miedos, ... pero tampoco por eso es justo la segregación. ¡Anda que si me pillas ahora! Ilusa de mí, veía recompensada mi actitud con una respuesta positiva de tu parte, o al menos eso creía yo. Y dejando aparte planteamientos vitales e ideológicos que son muy diferentes, creí que al menos este tiempo que nos ha tocado compartir forzosamente iba al menos a ser llevadero.
Por eso quizás es más incomprensible aún tu actitud de hoy, sin causa aparente que es lo más desconcertante. Porque si existiera una causa incluso podría entender cierta hostilidad por tu parte, incluso aunque haya sido de manera no deliberada. Puedo haber hecho inconscientemente algo que te haya molestado, y si es así pido disculpas, pero si no lo es, es incomprensible... ciertamente incomprensible. Furia interna hacia un grupo canalizada en mí.
Y ahora no voy a ser políticamente correcta, porque tu actitud de hoy es igual de censurable que si hubieras sido xenófobo, machista o racista. Si hubieras dicho que ojalá se murieran los negros, las mujeres o los judíos quizás alguien hubiera levantado la voz, pero no ha sido así. Tampoco lo necesito porque mi respuesta puede parecer suave y tontorrona, pero no voy a ponerme a tu nivel. No voy a darle aparentemente más importancia de la que tiene, que es mucha, pero no voy a demostrártelo, porque no quiero. Porque el desplante de hoy ha sido incomprensible y fuera de tono. Y no por no gritarte mi postura es más blanda, al contrario mi firmeza viene dada por la convicción más absoluta de que tus prejuicios son vanos y vacíos y de que te envuelve un catetismo mental absoluto, por supuesto sin querer insultar.
Por eso te pido que si existe un conflicto real que no viva sólo en tu mente me lo digas, que así se arreglan las cosas. Y si no quieres arreglarlas, te respeto, pero nunca vuelvas a hacer un comentario así porque no voy a consentirte más una falta de respeto de ese calibre. Sin embargo, no te preocupes que repito que no le doy más importancia de la que tiene.
Yo sin fronteras vivo mejor porque vivo en mi libertad. Tus fronteras, esas que están en tu cabeza y en tu corazón, hacen que vivas encerrado dentro de esa alambrada que para es tu mundo y te protege de amenazas externas. Enciérrate ahí, porque tu miedo al mundo hace que ahí te sientas seguro. Afortunadamente, yo desde aquí ni siquiera veo la alambrada.

No hay comentarios: